ADORACIÓN EUCARÍSTICA
NOVENA AL SANTÍSIMO
ORACIÓN PREPARATORIA
PARA EMPEZAR CADA DÍA
Bendito y alabado sea el
Santísimo Sacramento del Altar, y la Inmaculada Concepción de María Santísima,
Madre de Dios y Señora nuestra, concebida sin pecado original en el primer
instante de su ser. Amén.
ACTO DE CONTRICCIÓN
Dulcísimo Jesús Sacramentado,
en quien creo, en quien espero, a quien adoro y amo sobre todas las cosas;
penetrado del más vivo dolor de haberos ofendido, recurro a vuestros pies y
presencia santísima, conociendo que he pecado delante del cielo y contra Vos, y
por ser quien sois, Bondad infinita, me pesa una y mil veces de haberos
ofendido.
Recibid, Señor, la
contrición de mis pecados, y aumentadla y perfeccionadla para que sea firme el
propósito que hago de nunca más volver a ofenderos, y de confesarme
debidamente. Y en reconocimiento de la misericordia que espero me habéis de
conceder, admitiéndome a vuestra gracia, quiero dedicarme a vuestro servicio en
el Santísimo Sacramento, en donde os alabaré y bendeciré toda mi vida. Amén.
Rezar la oración del día que corresponda.
DÍA PRIMERO
Soberano y eterno Dios, en
cuya presencia están llenos de respeto los más altos serafines; y maravillados
de vuestra infinita grandeza no hacen más que repetir: Santo, Santo, Santo; que
habéis querido encerrar en la Sagrada Eucaristía todas vuestras perfecciones:
dignaos recibir en señal de mi agradecimiento todas las alabanzas que os dieron
y dan todos los espíritus bienaventurados desde su creación, y todos los santos
desde que entraron en vuestra gloria, y las que os dan y darán todas las
criaturas desde el principio del mundo por toda la eternidad; os pido
humildemente alumbréis mi alma con una fe muy viva, para que conociendo
vuestras finezas en el Santísimo Sacramento, sepa tributaros continuas acciones
de gracias y la más profunda adoración. Amén.
Rezar seis padrenuestros, seis avemarías y seis glorias al
Santísimo. Terminar con las oraciones finales.
DÍA SEGUNDO
Soberano Señor y Rey eterno,
que, estando en el cielo a la diestra del Padre con universal imperio y señorío
sobre todos los Santos, y Espíritus bienaventurados, cantándoos perpetuas
alabanzas, y reconociéndoos por verdadero Rey y Señor, quisisteis humillaros en
el Santísimo Sacramento del altar, encubriendo toda vuestra grandeza bajo el
velo de los accidentes, os suplico con la mayor humildad vengáis a mi alma,
como poderoso Rey, destruyáis todos mis enemigos que son mis vicios, e
imprimáis firmemente en ella vuestras divinas leyes, y prometo seros fiel,
obedeceros y adoraros en espíritu y verdad por toda mi vida. Amén.
Rezar seis padrenuestros, seis avemarías y seis glorias al
Santísimo. Terminar con las oraciones finales.
DÍA TERCERO
Dulcísimo Señor y vigilante
Pastor de mi alma, que no contento con haberme buscado y llevado sobre vuestros
hombros como oveja perdida, quisisteis quedaros en el Santísimo Sacramento para
daros en pasto a las fieles ovejas y que comiesen la misma carne, y bebiesen la
preciosa sangre de vuestro sagrado cuerpo, cumpliendo de esta manera y con
excelencia los oficios de verdadero Pastor, haced que arrepentido ya de haberos
hecho trabajar en buscarme, por haberme huido de Vos tantas veces, de aquí en
adelante me deje guiar y gobernar por vuestra gracia, y apacentada mi alma con
tan divino manjar, jamás vuelva a caer en las garras de la fiera pésima de la
culpa. Amén.
Rezar seis padrenuestros, seis avemarías y seis glorias al
Santísimo. Terminar con las oraciones finales.
DÍA CUARTO
Amabilísimo Señor y Jesús
mío, que quisisteis dar a conocer vuestra misericordia llamándoos Médico y para
que sanásemos de todas las enfermedades de nuestra alma os dignasteis dejar en
la Iglesia la preciosa medicina de vuestra propia carne y sangre: compadeceos
Médico divino de todos mis males. Mirad Señor, que hace muchos años que los
padezco; pero si vos queréis, podéis en este instante mismo limpiarme de toda
mi lepra: oigo interiormente aquel piadoso quiero con que sanasteis al leproso;
y si sanó también la enferma del flujo de sangre tocando la orilla de vuestro
vestido, sane yo de todas mis dolencias tocando y recibiendo dignamente vuestra
misma carne, y logre así la salud para siempre. Amén.
Rezar seis padrenuestros, seis avemarías y seis glorias al
Santísimo. Terminar con las oraciones finales.
DÍA QUINTO
Sapientísimo Señor y Maestro
de mi alma, que después de haber hablado tantas veces y de tantas maneras a
vuestro antiguo pueblo por medio de los profetas quisisteis hablar y enseñar
por Vos mismo a los hijos de la Iglesia, estableciendo vuestra perpetua cátedra
en el Santísimo Sacramento, a donde como a verdadero monte de Dios y casa de
Jacob convidáis a todos para que os oigan, comunicando los tesoros de sabiduría
y ciencia que en Vos se encierran; apiadaos, o dulcísimo Maestro mío, de mi
rudeza e ignorancia, y dignaos comunicar a mi entendimiento luz para que
aprenda a cumplir vuestros mandamientos, enseñándome al mismo tiempo a
conoceros y a conocerme, para que en todos sepa ejecutar siempre vuestra divina
voluntad. Amén.
Rezar seis padrenuestros, seis avemarías y seis glorias al
Santísimo. Terminar con las oraciones finales.
DÍA SEXTO
Omnipotente Señor y Padre
amabilísimo, que siendo dueño universal de todo lo criado tenéis tanto amor a
los hombres, que los adoptáis por hijos, y queréis que lo sean y se llamen así,
preparándoles en la mesa divina el pan del cielo para su alimento: despertando
mi alma del olvido en que ha vivido, me presento a vuestra soberana presencia,
y cual si fuese aquel pródigo del Evangelio recurro a Vos confiado en que sois
mi Padre, aunque he perdido tantas veces la preciosa cualidad de hijo vuestro.
¡Oh si pudiera dar una voz de verdadero dolor de mis pecados, que penetrando
los cielos se oyera por todas partes que he pecado contra mi buen padre!
Humildemente os pido me perdonéis, y me recibáis en vuestra gracia,
admitiéndome al convite de vuestro divino Sacramento, para permanecer en ella
hasta el fin de mi vida. Amén.
Rezar seis padrenuestros, seis avemarías y seis glorias al
Santísimo. Terminar con las oraciones finales.
DÍA SÉPTIMO
Benignísimo Señor y huésped
divino de mi alma, que siendo los cielos corto espacio para vuestra grandeza
gustáis de hospedaros en la pobre casa de mi corazón, y para facilitarme tanta
dicha habéis querido quedaros en el Santísimo Sacramento, dignaos, Señor, que así
como enriquecisteis a la Reina de los ángeles María Santísima con innumerables
gracias y dones, porque la escogisteis para morada vuestra, a proporción
derraméis sobre mí las riquezas de vuestras misericordias para que, siendo yo
templo vuestro, pueda recibiros dignamente, y conservar siempre en mí la
santidad que necesito. Amén.
Rezar seis padrenuestros,
seis avemarías y seis glorias al Santísimo. Terminar con las oraciones finales.
DÍA OCTAVO
Dios y Señor enamorado de
las almas, ya que tanto nos aseguráis que tenéis todas las delicias en estar
con los hombres, y en señal de tanta fineza dijisteis a los Apóstoles después
de haberles dado la Comunión: "Ya no os llamaré siervos, sino amigos
míos"; y lo mismo decís en este Sacramento a todos los cristianos que os
reciben dignamente. Por esta amistad, Señor, os pido que excitéis en mi corazón
los más vivos afectos de amor y de ternura para que no ame otra cosa sino a
Vos, ni piense en otra cosa mas que en visitaros y adoraros, regalándome
siempre con el trato de tan buen Amigo, hasta que goce de vuestra clara vista
en la gloria. Amén.
Rezar seis padrenuestros,
seis avemarías y seis glorias al Santísimo. Terminar con las oraciones finales.
DÍA NOVENO
Dulcísimo Jesús
sacramentado, que habéis querido en la Sagrada Eucaristía señalaros con los
títulos de mayor consuelo para nosotros, queriendo también que en este misterio
os reconozcamos por Esposo fiel y amante de nuestras almas; haced Señor, que yo
corresponda a tanta fineza, y que me prepare con las vestiduras nupciales para
asistir dignamente a tan santo desposorio, y poderlo celebrar después
eternamente en la gloria. Amén.
Rezar seis padrenuestros,
seis avemarías y seis glorias al Santísimo. Terminar con las oraciones finales.
ORACIONES PARA CONCLUIR CADA
DÍA
Afectos. Vos sois mi Dios, y
os confesaré siempre en este Santísimo Sacramento.
Vos sois mi Dios, y os
exaltare.
Os confesaré siempre, porque
os habéis dignado oír mis súplicas en este lugar de propiciación.
Glorificaré vuestro santo
nombre eternamente, porque así manifestáis sobre mí vuestra misericordia. Vos
solo sois Dios, y no hay otro fuera de Vos. Vos solo Santo, sólo Señor, y sólo
Altísimo. Vos esplendor del Padre y figura de su sustancia. Iluminad mi entendimiento
y abrasad mi corazón con vuestro divino amor.
Hacer aquí la petición que
se desea alcanzar con la novena.
Oración.
Dulcísimo Jesús
Sacramentado, que obligado de vuestra infinita caridad quisisteis enriquecer a
la Iglesia con el preciosísimo tesoro de vuestro Cuerpo y Sangre para ser en la
Eucaristía Rey que nos gobierne, Pastor que nos dirija, Médico que nos ame,
Huésped que nos enriquezca, Amigo que nos consuele, y Esposo que nos haga
felices para siempre; haced, Señor, que yo logre en este Sacramento tan
singulares misericordias, y que reconociendo en él vuestra real presencia,
acuda a adoraros frecuentemente en espíritu de verdad para desagraviaros del
olvido que padecéis en las Iglesias, y para recompensar las injurias que
recibís de los infieles y herejes, y de los malos cristianos con sus comuniones
sacrílegas.
Y ya que son tan pobres mis afectos, yo os
ofrezco todas las adoraciones que os tributan los bienaventurados, y las
alabanzas que os dio en la tierra, y os está dando en el cielo la Reina de los
ángeles María Santísima. Recibidme, Señor, por perpetuo esclavo vuestro, y
haced que lo acredite en la reverencia con que os adore, y en el cielo con que
promueva vuestras alabanzas, pidiéndoos que socorráis las necesidades en que se
halla la santa Iglesia, y que miréis con perpetua misericordia a este vuestro
católico pueblo.
Destruid las herejías,
convertid a los pecadores y perfeccionad a los justos. Abrid, Señor, vuestra
mano generosísima, y compadecido de mis necesidades espirituales y temporales,
dadme el remedio que en todo necesito, que, santificado con vuestra gracia, os
alabe por todos los siglos en la gloria. Amén.
¡Oh sacrificio y hostia
saludable
Que las puertas del cielo
nos franqueas!
La lucha nos oprime formidable;
Todo nuestro favor y
esfuerzo seas.
V. Les disteis, Señor, el
Pan del cielo.
R. Que encierra en sí todo
deleite.
Oración final.
O Dios, que nos dejaste la
memoria de tu Pasión en este admirable Sacramento; concédenos que de tal suerte
veneremos los sagrados misterios de tu cuerpo y sangre, que experimentemos
continuamente en nosotros el fruto de tu redención. Que vives y reinas con Dios
Padre en unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos.
Amén.
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